La incómoda (y cara) sinceridad de los coches eléctricos que a las marcas les interesa ocultar

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Una elevada autonomía en los coches eléctricos es un gran problema para los clientes y un gran éxito para las marcas. Audi lo ha señalado desde hace tiempo, y ahora una encuesta ha confirmado que esto es así, lo que plantea un dilema para los interesados y una gran oportunidad para los fabricantes.

La ansiedad de energía es una de las mayores desventajas de los coches eléctricos, y las marcas lo saben y están aprovechando al máximo. La mayoría de los modelos de cero emisiones de nueva generación superan los 500 kilómetros de autonomía, e incluso algunos ya superan los 600 fácilmente. De hecho, el nuevo Mercedes CLA ha establecido un récord en el mercado de masas al rozar los 800 kilómetros.

Sin embargo, esta elevada autonomía también viene con un alto costo. Pagar por más autonomía es necesario si el interesado no quiere entrar en pánico debido a la ansiedad energética. Esta es la sensación de temor a quedarse sin cargo en la carretera por no tener suficiente electricidad en las baterías, o por no llegar con suficiente reserva al próximo cargador. Y en caso de que el cargador no funcione, se podría enfrentar a un gran problema.

Los fabricantes están añadiendo peso y costos adicionales en baterías de mayor autonomía, y esto se traduce en un precio más alto para los clientes. Las marcas han convertido la autonomía en un verdadero filón de ingresos, ya que saben que los interesados están dispuestos a pagar más para evitar la ansiedad de energía.

Audi ya lo había advertido. Las excelentes cifras de autonomía de los coches eléctricos eran una estupidez, ya que ningún coche de combustión cuenta con una autonomía casi infinita. Incluso con los nuevos híbridos, que ofrecen más de 1.000 kilómetros sin necesidad de parar a repostar, la realidad es que en algún momento es necesario recargar el vehículo. La marca de los cuatro aros lo entendía así, y esto se confirmó con una infraestructura de carga que aún no está a la altura de las circunstancias, y que probablemente tardará en estarlo.

Las marcas han encontrado en la autonomía un gran filón de ingresos, especialmente porque la instrucción de la Unión Europea de ampliar la red de cargadores no se está cumpliendo. Los clientes están pagando por una autonomía que probablemente no necesiten, pero que les da la tranquilidad de no sufrir ansiedad de energía en sus viajes.

Incluso una flamante encuesta realizada en Estados Unidos ha demostrado que un gran número de conductores de coches eléctricos no están aprovechando al máximo la autonomía de sus vehículos. Tras escudriñar más de 40.000 vehículos eléctricos, se confirmó que la mayoría de estos desperdician hasta un 80% de la autonomía disponible. Y aquellos que han pagado por baterías con una autonomía máxima de hasta 560 kilómetros, suelen dejar sin usar más del 88% de su capacidad en la mayoría de los días.

El análisis también reveló que los coches eléctricos con una autonomía de entre 120 y 160 kilómetros, suelen utilizar tan solo un 22,8% de su capacidad, lo que significa que apenas recorren unos 36,5 kilómetros en un día. Estas cifras aumentan ligeramente en modelos con una autonomía de entre 482 y 523 kilómetros, pero aún así, el uso diario promedio es de tan solo 62 kilómetros. Incluso en vehículos con una autonomía de 650 kilómetros, los recorridos diarios apenas alcanzan los 51 kilómetros.

Es evidente que los clientes están pagando por energía que no utilizarán en la mayoría de sus trayectos, y que solo será necesaria en viajes oc

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