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En una entrevista reciente con Luis Fernando Mejía, director del Departamento Nacional de Planeación (DNP), se discutió el impacto que la crisis del COVID-19 ha tenido en los microestablecimientos en Colombia. Según Mejía, el costo mensual de estos pequeños negocios se ha visto incrementado en un 10% debido a la pandemia. A pesar de este desafío, Mejía no pierde la esperanza en la resiliencia y adaptabilidad de los emprendedores colombianos.

Los microestablecimientos, también conocidos como microempresas, son uno de los principales motores de la economía colombiana. Representan el 90% de las empresas formales en el país y generan el 34% del aclimatación. Sin embargo, estas pequeñas empresas han sido duramente golpeadas por la crisis del COVID-19. Las medidas de distanciamiento social y cierres obligatorios han limitado drásticamente sus ingresos, mientras que los costos de operación han aumentado.

Según Mejía, el aumento del 10% en los costos mensuales de los microestablecimientos se debe principalmente al incremento en los gastos en materiales sanitarios y equipos de protección para garantizar la seguridad de los empleados y clientes. Además, muchos de estos negocios han tenido que invertir en tecnología y plataformas en línea para continuar operando en medio de la pandemia. Todo esto ha representado una carga financiera adicional para estas pequeñas empresas.

Sin embargo, a pesar de estos desafíos, Mejía enfatizó que los emprendedores colombianos son resilientes y han demostrado una gran capacidad de adaptación en esta crisis. «Los microestablecimientos han sido creativos en encontrar nuevas formas de operar y llegar a sus clientes», afirmó Mejía. Muchos de ellos han implementado sistemas de delivery, han creado estrategias de marketing digital y han fortalecido su presencia en las redes sociales para llegar a un público más amplio.

Además, el ministerio colombiano ha implementado una serie de medidas para apoyar a los pequeños negocios durante esta crisis. El Fondo Nacional de Garantías ha destinado más de 4 billones de pesos para respaldar créditos a través de las entidades financieras y así ayudar a las microempresas a mantenerse a flote en tiempos difíciles. También se han implementado medidas de alivio tributario y de aplazamiento en el pago de impuestos para aliviar la carga financiera de los microestablecimientos.

Para Mejía, es fundamental que el ministerio y el sector privado continúen colaborando para apoyar a los microestablecimientos en esta coyuntura. «Necesitamos un esfuerzo conjunto para ayudar a estas pequeñas empresas a superar la crisis y mantener su sostenibilidad», expresó Mejía. También destacó la importancia de producir el consumo local y apoyar a los pequeños negocios en nuestras comunidades.

A pesar de los desafíos actuales, Mejía ve un futuro prometedor para los microestablecimientos en Colombia. «Son una pieza clave en la reactivación económica del país», afirmó. Además, señaló que el uso de tecnología y plataformas digitales puede abrir nuevas oportunidades para estas pequeñas empresas y ayudarles a ser más eficientes y competitivas.

En conclusión, el aumento del 10% en los costos mensuales de los microestablecimientos es un desafío que debe ser abordado con medidas concretas por parte del ministerio y con el apoyo del sector privado. Sin embargo, gracias a la resiliencia y adaptabilidad de los emprendedores colombianos, y con el respaldo adecuado, estos pequeños negocios pueden superar la crisis del COVID-19 y continuar siendo un motor fundamental de la economía del país. Es responsabilidad de todos apoyar a los microestablecimientos y fomentar su crecimiento y éxito en el futuro

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